El Museo Guggenheim Bilbao en
colaboración con la Schirn Kunsthalle Frankfurt rindió homenaje y celebró la
trayectoria de una mujer polémica, controvertida, única y vital: Yoko Ono. Half-A-Wind Show. Retrospectiva.
La muestra organizada con motivo del ochenta aniversario de la artista, reunió
200 piezas que configuran un recorrido por su universo creativo a lo largo de cinco
décadas, desde algunas de sus obras más significativas de los años 60 hasta sus
más recientes creaciones, obras en papel, objetos, fotografía, videos, obras
musicales e instalaciones. Una
exposición sorprendente que nos descubrió a una de las pioneras del arte
conceptual y el performance.
Yoko Ono (Tokio, Japón, 1933), perteneciente
a una aristocrática familia japonesa, vivió gran parte de su infancia y
juventud entre Tokio, San Francisco y Nueva York, donde estudió filosofía, arte
y música en prestigiosas instituciones como Gakushūin University (Tokio), Sarah
Lawrence College (Nueva York), especializándose en composición y poesía
contemporánea.
Antes de ser conocida como la mujer de John Lennon,
en los años 60 Yoko Ono se consolidó como una figura destacada de la vanguardia
neoyorquina y mantuvo una estrecha colaboración con otros artistas, como el
músico John Cage, con el cineasta Jonas Mekas o George Maciunas, fundador del
movimiento Fluxus (movimiento que se declaró contra el objeto artístico
tradicional como mercancía y se proclamó a sí mismo como el antiarte).
A lo largo de la exposición deducimos que aunque
Yoko Ono continúa identificándose con el movimiento Fluxus -porque en esencia
significa flujo, cambio y su concepción del mundo es un cambo constante- su
arte sigue manteniendo la esencia que la ha definido como una creadora conceptual,
sus obras se basan en «la idea» y deja al espectador libre para sentir,
proponer e imaginar otra cosa, simple y sencillamente, lo que él quiera.
Las claves para interpretar sus creaciones
podemos encontrarlas en uno de sus libros Grapefruit o Pomelo,
(Ediciones de
la Flor, Buenos Aires, 1970) una serie de instrucciones, frases
poemas visuales, notas y reflexiones sobre conceptos, objetos, situaciones y
sugerencias que animan al espectador a crear, continuar o terminar la propuesta
artística.
«Mi pintura, que está toda ella compuesta de
instrucciones (y concebida para que la hagan los otros), llegó después de que
entraran en el mundo del arte el collage y el ensamblaje (1915) y el happening
(1905). Si tenemos en cuanta la naturaleza de mi puntura, se puede utilizar
cualquiera de las tres palabras mencionadas o una nueva en lugar de la palabra
pintura. Pero me gusta la antigua palabra pintura porque conecta con la pintura
mural y es bonita y divertida. Las que más me interesan de mis pinturas de
instrucciones son las pinturas para construir en la cabeza En la cabeza, por
ejemplo, una línea recta puede no existir como un segmento de una curva, sino
como una línea recta. Además una línea puede ser curva, recta y algo más al
mismo tiempo. Un punto puede existir como un objeto de 1,2,3,4,5,6 dimensiones
simultáneamente o en diferentes momentos conforme a diferentes combinaciones,
como uno quiere, se puede eliminar estas características. Una puesta de sol
puede durar días. Uno puede comer todas las nubes del cielo. Se puede ensamblar
un cuadro por teléfono con alguien que esté en el Polo Norte, como si se jugara
al ajedrez. Este método pictórico se remonta a la época de la Segunda Guerra
Mundial, cuando no había comida, y mi hermano y yo nos intercambiábamos menús
por el aire.» Yoko Ono, Pomelo, (pág.
131-132)
Yoko Ono espera que
el espectador sea su propio guía entrando a los espacios al azar, por lo que no
hay un orden establecido. Es evidente que cada una de las obras presentadas
invita a la reflexión personal, pero nos detenemos especialmente en dos de
ellas Cut Piece y
Ceiling Painting, Yes Painting, por
su carácter rompedor y porque desmitifican el hecho de que la artista no
tuviese sus propias inquietudes y reivindicaciones mucho antes de que el gran
público la mirase solo como la pareja de uno de los integrantes del famoso
grupo The Beatles.
En Cut Piece,
estrenada en 1964 en Kioto y considerada un hito en la historia del arte del performance, observamos a Ono -gracias
a un video grabado en 1965- sentada, inmóvil y en silencio mientras invitaba a
la audiencia a subir a un escenario a cortarle a trozos la ropa. Con este acto
invasivo proponía una reflexión sobre el arte y el espectador, sobre la
intimidad y el cuerpo de la mujer, una propuesta que en la actualidad es poco sugerente, pero que hace cincuenta
años era no sólo una provocación sino un
motivo de persuasión sobre el arte y la imagen femenina. En el caso de la
instalación Ceiling Painting, Yes
Painting presentada por primera vez en
1966 en la Indica Gallery de Londres, la artista invita al observador a trepar
mentalmente a una escalera blanca situada en la sala, donde una lupa,
sujeta con una cadena, cuelga de un
marco colocado en el techo. Una vez allí, al utilizar la lente de aumento el
observador descubre la instrucción: “YES” (“SÍ”). Una obra también
significativa pues fue a través de esta pieza como Yoko Ono conoció a John
Lennon, quien conmovido por la positividad que transmitía, solicitó que le
presentaran a la artista. Yoko Ono explica que en esa época estaba pasando por
momentos muy difíciles y todo a su alrededor decía NO, por lo que necesitaba
expresar un SI rotundo, en lo alto, como un grito.
Como parte de la
exposición la instalación se trasladó también por las calles de Bilbao, grandes
vallas publicitarias en diferentes puntos de la ciudad que contenían palabras/mensajes:
Dream (sueña), Fly (vuela), Imagine (imagina). Frases como las de Pomelo con las que la artista, firme
defensora de la paz, motiva al espectador a crear sus propios sueños. En
entrevistas concedidas con motivo de su visita a la inauguración de la
exposición, dio muestras de sus inquietudes y su entusiasmo por todo lo que le
rodea, dice que cuando escribió Pomelo
no imaginaba las repercusiones que tendría el uso de las computadoras, pero que
de alguna manera estaba presente esa curiosidad por la pregunta/respuesta
inmediata de la misma forma que ahora se utilizan aplicaciones como el twitter.
Sobre su fuente de inspiración señala que sigue esperando que llegue «su gran
momento». Con 81 años mantiene intacta su curiosidad, el gusto por aprender, se
declara en plena exploración por un nuevo «yo» una búsqueda constante «porque
sigo sin encontrar lo que quiero encontrar», porque para ella el arte y la música son las grandes
influencias del ser humano para cambiar el mundo. Para Yoko Ono, el arte es la
revolución silenciosa que cambia el mundo.
Artículo publicado en la revista Polen UG ver artículo completo en el enlace