jueves, 5 de octubre de 2017

El Libro de Aurora

Aurora Bernárdez, traductora y editora argentina

«¿Que por qué pienso que fue única e irrepetible? Podría decir dulzura gallega, buen humor permanente, paciencia y tolerancia infinitas, unidas a una firmeza de carácter y a una inteligencia rápida y profunda
Chichita Calvino[1]

Aurora Bernárdez (Buenos Aires, 1920 – París, 2014) traductora y editora. Hija de padres Gallegos, Francisco Bernárdez y Dolores Novoa, de niña vivió en Lugo. Tuvo cinco medio hermanos hijos de un anterior matrimonio de su padre, Enrique, Francisco, Ricardo, Federico y Adelaida y dos hermanos, Mariano y Teresa.

Estudió Filosofía en la Universidad de Buenos Aires, pero su vinculación con la literatura fue muy temprana, siempre reconoció que su oficio era ser lectora. Profesionalmente comenzó su  trabajo como traductora cuando se trasladó a vivir a París, en 1952 y realizó diversos encargos de traducción. En esa época, junto con Julio Cortázar hicieron un examen para trabajar en la UNESCO y aunque les ofrecieron un trabajo fijo, decidieron solo hacer encargos temporales para poder tener tiempo para su verdadera vocación: leer y escribir. Fue congruente con sus ideas y a su vocación dedicó los siguientes 62 años de su vida.
Aurora Bernárdez

Mujer de la Rive Gauche Aurora Bernández vivió la mayor parte de su vida en el número 9 de la Place del Général Beuret de París, en la Rive Gauche, la orilla izquierda del Sena, la zona en la que la escritora y cineasta Andrea Weiss ubica a un grupo de mujeres creadoras de entre guerras, en su libro París era mujer (Ed. Egalés, 2014). Aurora llegó una década más tarde, pero su casa -como lo fue el Salón de Gertrude Stein- fue un lugar al que todos querían ir.
Su vida no se basó en la imagen pública vinculada a la fama de Julio Cortázar, de hecho pasó casi desapercibida como viven la mayoría de los traductores. Viajera incansable, mujer fuerte y muy curiosa, quienes la conocieron la definen como una mujer muy inteligente y culta, amable y generosa a quien le gustaba mantenerse informada de la actualidad y disfrutaba de todas las exposiciones que visitaba continuamente.[2]
«He sido lectora desde antes de ir a la escuela, porque aprendí a leer sola [...]mirando y preguntando aprendí a leer. Desde entonces la lectura es quizá la que prefiero de todas esas actividades que ejerzo» 
Aurora Bernárdez 

En Las palabras invisibles[3],  Diego Tomasi dice «Traducir es siempre una experiencia de la invisibilidad. El buen traductor resalta los valores del autor y resigna su lugar a un mínimo espacio, al costado de las palabras. Aurora Bernárdez explicaba que para ser un buen traductor era necesario escribir muy bien en la lengua de destino, porque de otro modo se corría el riesgo de arruinar todo. No era de lo único que hablaba. Contaba chistes (muchos y muy divertidos) y se reía hasta que los ojos le desaparecían de la cara. O decía que estaba trabajando en un librito de poemas de una de sus hermanas (usaba diminutivos todas las veces que podía. En ella, esas palabras deformadas sonaban dulces, sofisticadas y graciosas). Había traducido cientos de libros en sus nueve décadas de vida. Muchos de ellos, clásicos de la literatura del siglo XX, se reeditaban todo el tiempo, todos los años. Cada vez que sonaba el teléfono y alguien le pedía renovar la autorización para publicar sus traducciones, ella pedía que antes le mandaran el texto por última vez. “Siempre hay una palabrita que corregir”»
la traductora Aurora Bernárdez y el filólogo y editor Carles Álvarez Garriga

Aurora cambió la vida de muchas personas, porque permitió que los lectores de habla hispana leyeran a autores como Gustave Flaubert, William Faulkner (1897-1962),Vladimir Nabokov, Ray Bradbury, Jean-Paul Sartre, Simone de Beauvoir (1908-1986), Paul Bowles, Lawrence Durrell, Albert Camus (1913-1960) o Italo Calvino entre otros, así lo creemos y así lo afirma El filólogo y editor Carles Álvarez   Garriga, principal colaborador de Aurora Bernárdez desde 2002, y con quien editó entre otros textos Cortázar de la A a la Z (Alfaguara, 2014), dice que era una mujer excepcional, graciosa, perspicaz y pizpireta, es decir alegre y vivaz. Fue su amigo personal y posiblemente quien más ha hablado sobre ella en los últimos años. Se conocieron cuando el filólogo le hizo llegar su tesis doctoral que según la autora era “muy divertida y erudita” y desde entonces se estableció entre ellos un lazo de amistad y complicidad. Él es quien nos recuerda, no solo la labor de Aurora como traductora sino la inmensa tarea de la publicación póstuma de la obra de Julio Cortázar.[4]
Aurora Bernárdez editó la obra póstuma de Julio Cortázar

La escritora en silencio Tal vez pensemos que los escritores desean ser leídos, pero son ellos los que continuamente expresan su afición por la lectura y su necesidad de escribir, de expresar, de contar historias. Aurora Bernárdez, en las pocas apariciones públicas que se conocen, siempre se reconoció como una gran lectora y se mantuvo fiel a su principal vocación y oficio, porque traducir y editar, formaron parte de su amor y fascinación por la literatura.
Aurora Bernárdez, María Kodama y Carles Álvarez Garriga
Ítalo Calvino, su hija Giovanna Calvino y su mujer Esther "Chichita Calvino" en el Festival de Cine de Venecia (1981)

La pregunta es recurrente ¿porqué Aurora Bernárdez no publicó sus propios textos? Acaso sentía que tenía que competir con Julio Cortázar y que con un escritor en casa era suficiente. Ante todo hay que considerar que fue una mujer de gran inteligencia y muy congruente, carecía de ego y de vanidad, su necesidad de escribir parece ser una auténtica necesidad personal de experimentar con sus impresiones y habilidades, y aunque solo ella supo realmente porqué, Álvarez Garriga nos da algunas pistas y es que cualquier otra ocupación le habría quitado el tiempo que se necesita para lo que más le gustaba ser, una lectora a tiempo completo.


El Libro de Aurora
 (Editorial Alfaguara, 2017) Es un antología de textos, poesías, relatos, apuntes y una entrevista hecha a la autora por el compositor y cineasta francés Philippe Fénelon.


¿Porqué leer el Libro de Aurora?
Aurora Bernárdez quien fue pareja de Julio Cortázar durante algunos años y amiga del escritor casi toda su vida, no fue de ninguna manera solo "la primera esposa de", durante años se ha reducido la vida de Aurora -que vivió 94 años, trabajó como traductora del inglés, del francés y del italiano y que fue a lo largo de 30 años la editora de la obra póstuma del escritor argentino- a su papel de “esposa de”, El libro de Aurora, reivindica su trabajo profesional y su creatividad, erudición, sensibilidad y su enorme talento narrativo.




[2] Comentarios de la editora Mariángeles Fernández, en el Homenaje a Aurora Bernárdez en Centro de Arte Moderno de Madrid (noviembre, 2016) y y Mario Vargas Llosa en el marco del curso Cortázar y el 'boom' latinoamericano, Universidad Complutense de Madrid, (julio, 2013)
[3]  Programa de la radio argentina La desterrada (abril, 2016) Diego Tomasi Palabras invisibles
[4] Entrevista a Carles Álvarez Garriga en el programa de la radio argentina La desterrada (agosto, 2016)

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