Aurora Bernárdez, traductora y editora argentina |
«¿Que por qué
pienso que fue única e irrepetible? Podría decir dulzura gallega, buen humor
permanente, paciencia y tolerancia infinitas, unidas a una firmeza de carácter
y a una inteligencia rápida y profunda.»
Chichita
Calvino[1]
Aurora Bernárdez (Buenos Aires, 1920 –
París, 2014) traductora y editora. Hija de padres Gallegos, Francisco Bernárdez
y Dolores Novoa, de niña vivió en Lugo. Tuvo cinco medio hermanos hijos de un
anterior matrimonio de su padre, Enrique, Francisco, Ricardo, Federico y
Adelaida y dos hermanos, Mariano y Teresa.
Estudió
Filosofía en la Universidad de Buenos Aires, pero su vinculación con la
literatura fue muy temprana, siempre reconoció que su oficio era ser lectora. Profesionalmente
comenzó su trabajo como traductora
cuando se trasladó a vivir a París, en 1952 y realizó diversos encargos de
traducción. En esa época, junto con Julio Cortázar hicieron un examen para
trabajar en la UNESCO y aunque les ofrecieron un trabajo fijo, decidieron solo
hacer encargos temporales para poder tener tiempo para su verdadera vocación:
leer y escribir. Fue congruente con sus ideas y a su vocación dedicó los
siguientes 62 años de su vida.
Aurora Bernárdez |
Mujer de la Rive Gauche Aurora Bernández vivió la mayor parte de
su vida en el número 9 de la Place del Général Beuret de París, en la Rive Gauche, la orilla
izquierda del Sena, la zona en la que la escritora y cineasta Andrea Weiss
ubica a un grupo de mujeres creadoras de entre guerras, en su libro París era mujer (Ed. Egalés, 2014). Aurora llegó una década más tarde, pero su casa -como lo fue el Salón de Gertrude Stein- fue un lugar al
que todos querían ir.
Su vida no se basó en la imagen pública vinculada a la fama de Julio
Cortázar, de hecho pasó casi desapercibida como viven la mayoría de los
traductores. Viajera incansable, mujer fuerte y muy curiosa, quienes la
conocieron la definen como una mujer muy inteligente y culta, amable y generosa
a quien le gustaba mantenerse informada de la actualidad y disfrutaba de todas
las exposiciones que visitaba continuamente.[2]
«He sido lectora desde antes de ir a la escuela, porque aprendí a leer sola [...]mirando y preguntando aprendí a leer. Desde entonces la lectura es quizá la que prefiero de todas esas actividades que ejerzo»
Aurora Bernárdez
En Las palabras invisibles[3], Diego Tomasi dice «Traducir es siempre una
experiencia de la invisibilidad. El buen traductor resalta los valores del
autor y resigna su lugar a un mínimo espacio, al costado de las palabras.
Aurora Bernárdez explicaba que para ser un buen traductor era necesario
escribir muy bien en la lengua de destino, porque de otro modo se corría el
riesgo de arruinar todo. No era de lo único que hablaba. Contaba chistes
(muchos y muy divertidos) y se reía hasta que los ojos le desaparecían de la
cara. O decía que estaba trabajando en un librito de poemas de una de sus
hermanas (usaba diminutivos todas las veces que podía. En ella, esas palabras
deformadas sonaban dulces, sofisticadas y graciosas). Había traducido cientos
de libros en sus nueve décadas de vida. Muchos de ellos, clásicos de la
literatura del siglo XX, se reeditaban todo el tiempo, todos los años. Cada vez
que sonaba el teléfono y alguien le pedía renovar la autorización para publicar
sus traducciones, ella pedía que antes le mandaran el texto por última vez.
“Siempre hay una palabrita que corregir”»
la traductora Aurora Bernárdez y el filólogo y editor Carles Álvarez Garriga |
Aurora
cambió la vida de muchas personas, porque permitió que los lectores de habla
hispana leyeran a autores como Gustave Flaubert, William Faulkner
(1897-1962),Vladimir Nabokov, Ray Bradbury, Jean-Paul Sartre, Simone de
Beauvoir (1908-1986), Paul Bowles, Lawrence Durrell, Albert Camus (1913-1960) o
Italo Calvino entre otros, así lo creemos y así lo afirma El filólogo y editor
Carles Álvarez Garriga, principal
colaborador de Aurora Bernárdez desde 2002, y con quien editó entre otros
textos Cortázar de la A a la Z
(Alfaguara, 2014), dice que era una mujer excepcional, graciosa, perspicaz y
pizpireta, es decir alegre y vivaz. Fue su amigo personal y posiblemente quien
más ha hablado sobre ella en los últimos años. Se conocieron cuando el filólogo
le hizo llegar su tesis doctoral que según la autora era “muy divertida y erudita”
y desde entonces se estableció entre ellos un lazo de amistad y complicidad. Él
es quien nos recuerda, no solo la labor de Aurora como traductora sino la
inmensa tarea de la publicación póstuma de la obra de Julio Cortázar.[4]
Aurora Bernárdez editó la obra póstuma de Julio Cortázar |
La
escritora en silencio Tal vez pensemos que los escritores
desean ser leídos, pero son ellos los que continuamente expresan su afición por
la lectura y su necesidad de escribir, de expresar, de contar historias. Aurora
Bernárdez, en las pocas apariciones públicas que se conocen, siempre se
reconoció como una gran lectora y se mantuvo fiel a su principal vocación y
oficio, porque traducir y editar, formaron parte de su amor y fascinación por
la literatura.
Aurora Bernárdez, María Kodama y Carles Álvarez Garriga |
Ítalo Calvino, su hija Giovanna Calvino y su mujer Esther "Chichita Calvino" en el Festival de Cine de Venecia (1981) |
La pregunta
es recurrente ¿porqué Aurora Bernárdez no publicó sus propios textos? Acaso
sentía que tenía que competir con Julio Cortázar y que con un escritor en casa
era suficiente. Ante todo hay que considerar que fue una mujer de gran
inteligencia y muy congruente, carecía de ego y de vanidad, su necesidad de
escribir parece ser una auténtica necesidad personal de experimentar con sus
impresiones y habilidades, y aunque solo ella supo realmente porqué, Álvarez
Garriga nos da algunas pistas y es que cualquier otra ocupación le habría
quitado el tiempo que se necesita para lo que más le gustaba ser, una lectora a
tiempo completo.
El Libro de Aurora (Editorial Alfaguara, 2017) Es un antología de textos, poesías, relatos, apuntes y una entrevista hecha a la autora por el compositor y cineasta francés Philippe Fénelon.
¿Porqué leer el Libro de Aurora?
Aurora Bernárdez quien fue pareja de Julio Cortázar durante algunos años y amiga del escritor casi toda su vida, no fue de ninguna manera solo "la primera esposa de", durante años se ha reducido la vida de Aurora -que vivió 94 años, trabajó como traductora del inglés, del francés y del italiano y que fue a lo largo de 30 años la editora de la obra póstuma del escritor argentino- a su papel de “esposa de”, El libro de Aurora, reivindica su trabajo profesional y su creatividad, erudición, sensibilidad y su enorme talento narrativo.
[1]
Cita de la Agencia
Literaria Carmen Balcells
[2] Comentarios
de la editora Mariángeles Fernández, en el Homenaje a
Aurora Bernárdez
en Centro de Arte Moderno de Madrid (noviembre, 2016) y y Mario Vargas Llosa en
el marco del curso Cortázar y el
'boom' latinoamericano,
Universidad Complutense de Madrid, (julio, 2013)
[3] Programa de la
radio argentina La desterrada (abril,
2016) Diego
Tomasi Palabras
invisibles
[4]
Entrevista a Carles Álvarez Garriga en el programa de la radio argentina La desterrada
(agosto, 2016)